LITURGIA
LA LITURGIA DE LAS HORAS
Detrás de cada manera de celebrar hay una espiritualidad. La oración litúrgica de la Iglesia se desarrolla de manera continuada a través del año litúrgico. El año litúrgicao puede dividirse en tiempos semifuertes, débiles, fuertes y fortísimos. Estos distintos caracteres de los tiempos litúrgicos se notan en los tiempos semifuertes y fuertes, en todos los textos y horas: en los himnos, las antífonas, las lecturas, las preces, etc. En cambio, en el largo Tiempo Ordinario, estas alusiones a la espera del Señor se ven más en el Oficio de Lecturas, en las oraciones finales de cada Hora y en la antífona del Cántico Evangélico de los domingos, ya que los demás textos están engarzados en un ritmo de cuatro semanas que se repiten cíclicamente.
Además del ritmo anual de los tiempos débiles y fuertes, la Liturgia de las Horas contiene un ritmo mensual de cuatro semanas.
Junto con el año litúrgico y el salterio mensual, la Liturgia comprende el recuerdo de los santos y de los hechos memorables de la vida del Señor, o de la Virgen, o de la Iglesia.
Los textos de dentro de cada semana también tienen su propio ritmo, que va de domingo a sábado recorriendo la semana el triple acento en el dolor del pecado, el silencio de la espera y la alegría de la salvación:
El domingo tiene un carácter glorioso siempre, incluso en Cuaresma, en recuerdo de la Santa Resurrección, recuerdo que no debe empañarse con ninguna penitencia ni dolor.
El lunes los salmos aluden generalmente a las contrariedades de la vida, la persecución, las dificultades.
El martes los salmos "responden" con acción de gracias al día anterior por la salvación providencial que Dios nos ofrece.
El miércoles tiene un carácter semipenitencial.
El jueves los salmos recuerdan la gloria que nos espera, generalmente aludiendo a Sión, Jerusalén, el Templo, etc.
El viernes tienen un carácter fuertemente penitencial, aunque a la noche culminan en acción de gracias por él.
El Sábado es un día de espera y silencio, y simultáneamente marianos (lo propio de la Virgen es precisamente su silencio expectante y esperanzado).
Dentro de cada día se suceden las Horas, que se dividen en dos: Mayores y Menores. Las Horas Mayores son las dos que contienen el Padrenuestro: Laudes y Vísperas, y que junto con la Misa dan su ritmo celebratorio de tres momentos fuertes en cada día: Laudes es oración de la mañana, sus textos aluden al día que comienza, con su esperanza y también con su desafío. Vísperas es oración del atardecer-noche, sus textos aluden al fin de la jornada activa, en la que hemos visto actuar en nuestra vida al Señor, por lo que hay un fuerte acento en la acción de gracias. Las Horas Menores son: Oficio de Lecturas, Hora Intermedia y Completas.
LA ORACIÓN DE SANTA PAULA MONTAL
Si no volvéis a ser como niños… no entraréis en el Reino de los Cielos. Esto es un don que recibimos. Hacerse como niños es vivir a la intemperie, el recuerdo de nuestras faltas nos lleva a no apoyarnos en nuestra fuerza, que es pura flaqueza y habla de flaqueza y de amor. El Reino viene a nosotros, se abaja y yo lo acojo por la misericordia de Dios. Si uno no quiere no entra en el banquete del Reino.
Si no volvéis a ser como niños…
…no entraréis en el Reino de los Cielos
Señor, grandeza de los humildes,
que elegiste a Santa Paula Montal, virgen,
para dar testimonio con su palabra y obra
de tu amor salvador a la familia y a la sociedad,
por medio de la promoción integral de la mujer
y de la educación cristiana de la niñez y juventud;
concédenos, por su intercesión,
imitarla en el seguimiento de Cristo Maestro
y llegar a los gozos eternos de tu Reino.
Elena de Francisco Jiménez, Sch. P.
Arenys de Mar, 7 de febrero de 2009
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