jueves, 14 de octubre de 2010

"¡TÚ ME SONDEAS Y ME CONOCES!"

Señor, Dios mío, Tú me sondeas y me conoces.

¿Qué sé yo de mí misma? Tanto ir y venir, escalar los cielos  y bajar al abismo, interpretar la vida y saborearla ansiosamente, cazar sueños y vuelos vertigionosos y buscar la verdad oculta, el rostro interior de las cosas, aspirar a Ti, Señor, tener hambre de Ti, apasionadamente, y sentir el peso de mi egocentrismo torpemente feroz…

Tú me sondeas y me conoces.

Aquí tienes mi corazón, Dios mío. ¿Cómo entregártelo gozosamente, como un niño, con la dulce sensación de quién, por fin, descansa? Está en tus manos, temblando como un pajarillo. Trátalo bien, Señor, con la ternura infinita de tu mirada, pues sólo Tú puedes atraer y liberar, apaciguar sus deseos e infundirle fuego de amor eterno, Tú que sondeas el corazón y las entrañas, y lo renuevas todo en un instante.

Aquí estoy, Séñor, Dios mío, aquí estoy…

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