sábado, 16 de octubre de 2010

EN EL SILENCIO

Cuando llega el silencio, me doy cuenta de que me estás esperando, siempre has estado ahí, aunque yo aún no había llegado a casa tú ya estabas en ella. Te has puesto cómodo y me has observado fijamente, con tus ojos que sólo saben amar y te has preguntado cuánto tiempo tardaría en volver esta vez. ¿Cuánto tiempo podrías esperarme despierto? ¿Setenta veces siete, como en la parábola de los retornos? Cada vez que me extravío mandas a buscarme y me susurras flojito al oído que ya me estás esperando, y, a veces me ocurre como a los niños que juegan en el parque, que siempre les parece pronto cuando les llaman. Y regreso cansada, siempre cansada, desencantada porque no te he encontrado fuera, como San Agustín, he tardado en buscarte dentro y aún habiéndote encontrado se me olvida dónde sueles estar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario