sábado, 31 de enero de 2009

PALABRAS QUE SE HACEN VIDA (CUARTA SEMANA)

MORAL

La moral cristiana consiste en vivir según el Espíritu, no según la dimensión de lo humano que no se deja guiar por el Espíritu. Jesús nos ha revelado el Espíritu de Dios; el pecado es no ser como Jesús, no vivir las actitudes y valores que vemos en Jesús, no vivir según el Espíritu, es decir, vivir de acuerdo con nuestros propios gustos o tendencias: ansia de tener, ansia de poder, ansia de placer, que, si bien son naturales, el Espíritu nos va ayudando a comprender que han de ser guiadas por él para no absolutizarlas.
La moral cristiana no es lo legal, lo que está permitido por ley, no equivale a lo socialmente admitido por la mayoría, no equivale a lo intuido psicológicamente, a la opinión, no es lo religioso, pues la fuente de la moralidad es anterior a la religión. Lo ético es la defensa de la bondad que se basa en el ser humano, de la verdad ontológica del ser humano.
El mal de este mundo nos deshumaniza, no satisface a la gente, creyentes, no creyentes, creyentes no practicantes, etc. todos están de acuerdo en la calificación del mal y del bien. El bien nos hace humanos y también nos hace felices; en eso consiste la educación, en superar el mal para descubrir el bien, porque queremos que la gente sea feliz. La verdadera conversión no es un cambio cuantitativo sino cualitativo, no consiste en bajar el volumen sino cambiar el canal. Todos los antivalores se reducen al desamor y todos los valores se condensan en el amor. El bien es la humanización, la felicidad y el amor.
El cristiano descubre en Cristo, nuestro Señor, el ideal, el maestro, el modelo de los verdaderos valores que nos humanizan y nos dan la felicidad. La fe es aceptar lo no evidente, es creer que estos valores se han realizado en Cristo y esto se refleja en un comportamiento. El núcleo del mensaje cristiano es que Dios es amor y yo sólo puedo amar como Él amó, son
la vía por la cual Dios transmite el amor a los hermanos, si yo me niego a amar a un hermano el amor de Dios no puede llegar hasta él; podemos limitar la capacidad infinita de amar de Dios si negamos el amor al hermano. 
Este ideal es imposible vivirlo sin la ayuda y la gracia de Dios. La Iglesia es la comunidad, que, gracias al Espíritu Santo descubre en Cristo los valores que Dios ha pensado para la humanidad.

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