jueves, 27 de septiembre de 2007

EL MOTIVO DE MI CANCION



Jesucristo es el motivo de mi canción.
Otra razón yo no tengo por que cantar.
La melodía es El, toda mi vida está en El.
Jesucristo es el motivo de mi canción.

  No hay otro motivo que este Jesús es el que articula toda la existencia,
ya lo dice el salmo "para ti es mi música, Señor"
Aún cuando parece que todo se ha vuelto sordo,
que no hay ninguna melodía que cantar,
Él se sigue haciendo presente en los silencios,
da igual la duración,
esos silencios forman parte de la canción
haciendo que deseemos escuchar el sonido de cada nota
y que apreciemos la calidez del timbre de la melodía.


lunes, 24 de septiembre de 2007

MI PADRE NUESTRO

Hoy, te llamo Padre desde este encuentro en el que te he descubierto… 
en lo más profundo de mi ser, de mi alma y de mi corazón; como un Padre que siempre cuida de mí, que me acuna en sus brazos cuando tengo miedo, que se preocupa por mí.

Sé que estás en…
cada sitio, en cada cosa, en una sonrisa, en una mirada, en una palabra; estás en todos, aunque no te veamos.

Reconozco que tu nombre es Santo porque…
has hecho, haces y harás cosas muy grandes en mí, en todos y para todos.

Ven a mí, a nosotros…
ayúdame en mi caminar, a avanzar, a crecer para así poder darme a los demás.

Hágase tu voluntad en mí…
SIEMPRE porque lo que Tú quieres es lo mejor para mí, aunque no lo entienda, aunque no lo comprenda, aunque no sepa por qué.

en el mundo…
para que la paz y el amor estén en todos  y con todos, para que te veamos en las cosas.

Sea tu pan nuestro alimento de cada día…
que nos fortalezca y nutra para seguir adelante en las tareas diarias y en las dificultades, crisis y desiertos.

Perdóname cuando…
me aparto de ti, cuando te abandono, cuando no sigo el camino de amor que Jesús sembró.

Perdónanos por…
las injusticias, odios, rencores y mentiras. Por todo lo que no siembra la paz.

Así como yo quiero…
ser fruto de la semilla que hay dentro de mí y ayudar a los demás a caminar.

Y líbrame de…
la envidia, del  orgullo y de la falta de amor.

Líbranos…
a todos.

Amén, así sea la llamada que hoy me haces a…
seguirte

LAS PEQUEÑAS COSAS

Las pequeñas cosas son aquellas que pasan desapercibidas (o por lo menos pueden pasar) pero que en el fondo, y al final, son las que dan sentido a toda la vida. Una palabra, un gesto, una sonrisa, una caricia… como dice la canción:
pequeños gestos que cambian nuestra vida,
una sonrisa, una palabra de apoyo una caricia,
una mirada afectuosa, un favor
y escuchar al que necesite hablar.

Creemos siempre que hacer algo grande es lo mejor
que lo sencillo no tiene valor
pero si comenzamos por detalles veremos
que algo está cambiando alrededor.
 
Es verdad, cada gesto que hacemos tiene un valor multiplicador… tanto si es positivo como negativo, tanto si construye como si destruye. Vayamos repartiendo lo mejor de cada uno, lo mejor que Dios ha puesto en nuestro corazón y así cambiaremos aquello que necesita cambiarse.

Ya lo decía una hermana mía: “DONDE NO HAY… PON … Y ENCONTRARÁS…”, así que…

DONDE NO HAY AMOR, PON AMOR Y ENCONTRARÁS AMOR

¡¡¡ASÍ SEA!!!

domingo, 23 de septiembre de 2007

CUANDO SALÍ DE LA TIERRA DE LA VIRGEN DEL PILAR...

Cuando el Señor cambió mi suerte, cuando me invitó a seguirle y yo acepté, cuando me encontré con Él en la Escuela Pía, me parecía soñar; la boca se me llenaba de risas, la lengua de cantares y el corazón se me salía.

La gente decía: “El Señor ha estado grande con ella, está más contenta que en su casa”. El Señor ha estado grande conmigo y estoy alegre.

El Señor ha cambiado mi suerte, quiere consagrarme a Él, ha cambiado mi destino, me ha traído a Zaragoza para seguir mi formación. Yo, que sembraba con lágrimas, cosecho entre cantares.

Al venir vine llorando, trayendo la semilla, todo lo que Dios había puesto en mi corazón y las ganas de seguirle, cuando vuelva lo haré cantando, llevando las gavillas, enriquecida con todo lo que el Señor me va dando, con el corazón lleno de emociones, de recuerdos, de experiencias vividas con mis hermanas aragonesas.

(Zaragoza,... un día de “cosecha” del año 2001)

El versículo del salmo 83 que encabeza este artículo es el último que escuché cuando me quedé en Zaragoza aquel 29 de septiembre de 2001 y es el primero que he visto escrito al llegar a la que sería, por poco tiempo, mi nuevo destino: la Comunidad Paula Montal de Carabanchel. Una hermana fue la que me lo dijo y esa misma hermana ha sido la que lo ha escrito para mí. ¡¡Gracias!!

Quiero compartir con vosotras este salmo que se ha hecho vida en mí al orarlo y ampliarlo un día de retiro comunitario y al rezarlo en comunidad en la oración de vísperas cada miércoles de la III semana. Como podéis imaginar, resulta muy difícil condensar en unas pocas líneas lo vivido en aquellas tierras, cerca de María, nuestra Madre, bajo la advocación de la Virgen del Pilar y entre todas las hermanas que me acogieron y me ayudaron a descubrir cada vez mejor la historia de salvación que Dios hace en mi vida.

Han sido dos años intensos en los que el Señor se ha hecho presente y ha ido transformando y cambiando aquello que no era su voluntad y potenciando dones y valores para ponerlos al servicio de los hermanos. En el tiempo que llevo en la Provincia, he podido comenzar a comprobar y evaluar “qué he aprendido” en estos dos años, “de qué me han servido”, en definitiva, he comenzado a darme cuenta de cuáles son mis gavillas viendo si han fructificado esas semillas que el Padre puso en el fondo de mi corazón al comenzar el noviciado.

Me he dado cuenta de que, como en la parábola del Evangelio (Mc 4, 3-8), algunas semillas han caído en tierra buena y han fructificado: unas han dado el treinta, otras el sesenta, otras el ciento por uno, sin embargo, otras semillas aún están bajo tierra, esperando tiempos mejores, el momento oportuno, la ocasión propicia..., el tiempo de Dios; también me he dado cuenta de que algunas semillas habían caído al borde del camino, en tierra pedregosa, o entre zarzas...

Contemplando esta cosecha, a veces no todo lo buena que desearía, confío en el Sembrador, que seguirá saliendo a sembrar a pesar de que de noche el enemigo siembre cizaña, a pesar de que algunas semillas no caigan donde deben o no sean acogidas del todo, porque la semilla que el Señor planta en mí cada día, haga lo que haga, germina, crece y da fruto. Es esta confianza la que me anima y me impulsa a recomenzar cuando parece que el ánimo falla y la que me sostiene cuando parece que nada se puede esperar.

Es el Amor de Dios, mi nombre religioso, el que me ha acompañado desde comencé esta aventura y es el que cada día me ayudará a seguir caminando como Hija suya y como Hija de María. Pues, como San Pablo, estoy segura de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni otra criatura alguna podrá separarme del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Han sido dos años de gracia y bendición de nuestro Padre Dios, que representan sólo el comienzo de un camino de seguimiento de Jesús según el modelo de San José de Calasanz y de Madre Paula Montal. Estoy segura de que será un camino de rosas; sí, sí, de rosas: de flores, con su buen aroma, su color resplandeciente y su belleza, pero también de espinas, de roces y dificultades, de cambios y de conocer y trabajar con gente nueva, de dejar seguridades y agarrarse al Señor, centrandose en Él sabiendo que sólo Él puede ser el centro de nuestra vida. Sin embargo, me alegra deciros que me gusta mi rosa,  esa rosa del carisma calasancio que un día Dios regaló a Paula en su juventud y que ella plasmó por escrito en las Constituciones como expresión y camino de su propia vocación y de las de sus hermanas y que, cada día me regala a mí para que la cuide, la cultive, la mime y se la ofrezca como de los dones que Él me concede. También estoy segura de que ahora Madre Paula, como hizo en el atardecer de su vida, agradece haber recibido aquella semilla y haber cultivado largos años su rosa, única en el mundo y ora por quienes, como yo, participan del mismo carisma, para que lo vivamos, profundicemos y desarrollemos con fidelidad creativa con la ayuda de las Constituciones. 

UNA PERSONA ME HA HECHO RECORDAR

Aunque hace tiempo que escribí lo que comparto en la anterior entrada hasta hoy no me he animado a reabrir este espacio de nuevo, tenía olvidada esta, mi ventana abierta donde respirar y donde disfrutar de la brisa. No sé con qué periodicidad me permitirán mis quehaceres asomarme a esta ventana, espero que pueda ser un espacio de crecimiento para todos los que compartis conmigo este lugar y tambien para mí. No dudes en compartir todo lo que te evoque la lectura de este espacio, sólo te pido que respetes su contenido y aproveches aquello que te sea útil.