jueves, 1 de diciembre de 2011

HOY HE LLEGADO MÁS TARDE...


Hoy he llegado a casa más tarde que otros jueves.


Después de salir de clase he ido a la Facultad de Educación, andando, disfrutando de la frescura de la tarde; al llegar me he dirigido a mi lugar favorito, me he sentado en un banco, he dejado la mochila y el abrigo... y he hecho silencio; apenas han sido veinte minutos, no recuerdo lo que he dicho ni en qué he pensado, sólo he mirado... y me he dejado mirar. Nada más... y nada menos. 

He salido, he preguntado por alguien... pero no estaba, así que me he dirigido hacia la biblioteca a devolver un libro...

De nuevo, la brisa en la cara, disfrutar de lo que es caminar, sabiendo que tengo todo el tiempo del mundo para hacerlo... camino de casa he ido a casa de una amiga... pero tampoco estaba... le han buscado... pero no había llegado aún. 

He seguido camino a casa sintiendo el fresco de la tarde, y, parada en aquel semáforo he recordado cuán familiar me es aquella calle, las veces que la he recorrido arriba y abajo buscando un número de un portal... y he sonreido en mi interior dándome cuenta del camino recorrido, de la libertad adquirida, de que aún queda en mi recuerdo aquello que fue pero que se ha terminado... y he seguido hacia adelante...

Llegado a un punto... las tiendas, las calles, lo habitual de algunos días... de nuevo he entrado a ver a Alguien, poco tiempo, visita corta... he llamado al timbre de casa y me han abierto...

Y hoy, he sentido que alguien me esperaba desde hacía tiempo, no quería nada, porque sabe que los jueves llego antes; me lo ha hecho notar, no para indagar, sino porque se ha interesado por la causa de mi tardanza... le he explicado, hemos hablado, comentado aspectos del día, del colegio, de las compañeras... Hoy he pasado por la misma calle que antaño... esta vez sola, con mis pensamientos y mis recuerdos... y les he recordado, de diferente manera, pero sí, a los dos, y ella, sin saber por qué ha conectado con ese recuerdo, que me ha devuelto al llegar a casa.
Esta noche he querido compartirlo con ella... pero no ha sido posible. Estoy emocionada porque hoy ha sido diferente, porque mientras se iban tejiendo las horas y discurriendo la tarde no me daba cuenta del tapiz tan hermoso que ahora contemplo admirada y agradecida.

Quizá mañana encontremos un huequito para abrir el corazón y para compartir lo que ha supuesto algo tan cotidiano como es una palabra de acogida



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