En los últimos días he leído varias entradas y en todas ellas aparecían frases alusivas a la oración, no a una oración recitada en voz alta, sino a esa que nace del corazón, cuando la atención se vuelve hacia Aquel que nos regala todo… cuando en medio del ajetreo me paro y le doy gracias al Señor, o le pido algo; cuando sentada con la Biblia abierta entre las manos descubro una palabra que en ese momento se hace Palabra; cuando, en las noches de insomnio aprovecho para rezar el rosario con los ojos cerrados, esperando a que llegue el sueño… Son tantos momentos, como pequeñas velas que, a lo largo del día, van llenando de luz la jornada, y que, por la noche, al echar la vista atrás descubren el camino recorrido.
Para mí, que he de hablar de Dios son imprescindibles esos momentos en los que hablar con Dios.